Era mujer y negra, pero esas características no fueron obstáculo para sumergirse en las aguas del cine. Todo lo contrario, Sara Gómez, la primera directora de cine del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos de Cuba (ICAIC), las convirtió en aliadas.
Murió joven, con apenas 32 años. Sin embargo, su obra perdura. En las décadas de los sesenta y setenta del pasado siglo, Sara incursionó primero en los documentales y luego en la ficción, con su obra De cierta manera.
Su obra documental de los sesenta incluye títulos como Sobre horas extras y trabajo voluntario, La otra Isla, Una Isla para Miguel y Mi aporte, que se acercan, desde su mirada, a los cambios sociales tras el triunfo de la revolución cubana, en 1959, y su influencia en la vida de las personas.
En blanco y negro aborda los prejuicios raciales, la discriminación, la marginalidad y sus consecuencias para las familias, el machismo, el rompimiento con el pasado y los programas sociales dirigidos a mejorar la vida y dignificar a cubanas y cubanos.
Los temas y problemas que escogió, el tratamiento que les dio y la originalidad de su enfoque la ubicaron entonces en la vanguardia y hoy, en el contexto de la sociedad actual, muchos de sus mensajes resultan contemporáneos.
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